Quien dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón…

Sabemos que nos miran como a aquel caballero que solitario luchaba contra molinos de viento. Y en parte es cierto, porque no hemos dejado de soñar. La diferencia con el personaje de Cervantes es que nosotros queremos que estos molinos -las universidades que excluyen- sean ahora el albergue de una nueva comunidad.

Podrán decirnos que estamos avanzando demasiado rápido y que no hay posibilidades de construir una universidad realmente inclusiva. Quienes lo dicen, apegados a una supuesta institucionalidad, se olvidan de lo que le sirve de base a las instituciones y a las leyes: nuestra propia historia, particularmente nuestra historia de logros irrenunciables. Estamos reclamando la universidad que tuvimos y que fueron desarticulando, durante décadas, los que hablaban de “extensión de cobertura”, otro de los nombres que adoptó este experimento que en la práctica sólo consolidó la segregación. Nuestro objetivo es incluir y, por eso mismo, hoy ofrecemos nuestros conocimientos, experiencia y corazón.